Después de bañarnos jugamos a acariciarnos, con los dedos, con la boca, piel con piel. El tiempo fué nuestro enemigo, la adversidad estaba de nuestro lado. No sabía que el renunciar a tocar tu piel evitaría detonar el embrujo que esa tarde cayó sobre mí al probar el brebaje de tus labios…
Sión