Exactamente aún no sabemos por qué o para qué soñamos. Algunos dicen que es el proceso de la mente para conciliar toda la información -consciente e inconsciente- de lugares, personas, emociones y sentimientos que generamos y recibimos durante el día. Sobre todo, la inconsciente.
Me gusta saber que sueño, aun cuando no lo recuerdo. Me gusta esa idea de “conciliar mi información”. Soñar es una actividad tan creativa y poderosa que me atrae como un imán. Siempre he pensado que sería increíble tener cierto grado de conciencia al soñar. Así no tendría tantas pesadillas.
Leí que hay personas que sí lo hacen, que pueden estar “consientes” durante su sueño y que incluso pueden interactuar a voluntad en sueños a los que llaman sueños lúcidos.
Yo no sueño a color. Yo no recuerdo ver colores en mis sueños y tampoco recuerdo verme a mí misma. Sólo sé que ahí estoy y que soy yo, pero no me veo. Es como si fuera un fantasma. Dentro de mi mente, de mi sueño, puedo sentir el movimiento, escuchar música, sonidos y voces, recuerdos, incluso aromas. Pero nunca he visto un solo dedo de mi mano.
No sé cómo funciona. Pero me gusta ser el fantasma de mis propios sueños en blanco y negro.