Las arrastraba en esa pequeña habitación, había estado cautiva los últimos seis meses, sobrevivía con mendrugos de pan y falsas promesas de libertad.
Falacias fueron las palabras, caricias y besos. No sé imaginaba que aún le esperaba lo peor.
Se sintió aterrada al mirar algo nuevo en el lugar: material quirúrgico, bolsas de suero y unos papeles que parecían un contrato…
Sión