El empoderamiento de la mujer ha ganado terreno debido a la marginación que lastimosamente hemos padecido como género, la serie de brutales feminicidios, la discriminación laboral, han contribuido a que muchas se hayan alzado en protesta desesperadas por ser escuchadas, tomadas en cuenta, por justicia, esa palabra de 8 letras que ha sido tan ultrajada en nuestros días.
Es imposible no ser solidaria con tan nobles causas, empatizar y ser sororas con quienes hoy nos necesitan, con quienes han pasado por largos calvarios por causas tan estúpidas como pertenecer al sexo débil como hasta hace unos ayeres se nos consideraba.
Me gusta el progreso que esto ha logrado, lento pero seguro, con colectivos de madres buscadoras, de defensoras de los derechos de las mujeres, entre tantos grupos que desconozco.
Lo que no me agrada es que la balanza se esté inclinando más hacia un lado pues considero que el equilibrio siempre es lo mejor. Si la sororidad es eso definitivamente no estoy de acuerdo.
Pero si es que se trata de apoyarnos unas a otras de tener la oportunidad de dar una mano amiga, de trasmitir a otras lo que sabemos con el fin del bien común, aportando algo para el colectivo general me uno a la causa.