Edith nació a mediados de los 80 ‘s, época en que los padres pasaban la mayor parte del día trabajando, de arriba abajo, ausentes podría decirse.
Ella como muchos otros niños aprendió a hacerse cargo de sí misma:Se bañaba, se peinaba, iba sola a la escuela y hacía sus tareas.
Edith nunca pensó que vivir así en sus primeros años iba a desencadenar en su corazón una enfermedad que la frenaria y la incapacitaria para volar más alto, alcanzar sus estrellas o encender ese brillo tornasol que tanto la caracteriza.
Su enfermedad fue avanzando inconscientemente día tras día, hasta que Edith cumplió 15 años.
Una noche sus padres la llamaron y le dijeron que ya no podrían ayudarla a alcanzar sus estrellas que debía hacerlo sola, fue entonces que los primeros síntomas de su enfermedad se pronunciaron en cada uno de sus latidos y le dijeron:<<no puedes, es muy difícil, no puedes>>
Edith vio cómo su mundo se desplomó pedazo a pedazo. Sintió enojo y lloró a borbotones. Sus padres no dijeron nada para consolarla y Edith se hundió más en ésa indiferencia. Se levantó de la mesa y busco encontrar consuelo en su habitación.
Desde ese momento su enfermedad se anido con más fuerza en su corazón y su brillo perdió color. La voz de su enfermedad continuaba diciendo:<<no puedes, es muy difícil, no puedes>> Edith lo aceptaba, se ponía triste, abandonaba sus sueños, la abrazaba una sombra. Pronto dejó de escuchar su propia voz y se dedicó a poner mayor atención a la voz de su enfermedad.
Fue convirtiéndose en una muñeca de plástico y terminó revoloteando en un cielo invisible en donde no le gustaba estar pero donde se obligaba a permanecer para el bien de su familia.
Así pasaron poco o más de 35 años, hasta que un ángel le dijo: Mira Edith, en ése planeta te están esperando. Hay muchas mujeres con las que podrías conversar, tal vez escucharlas te ayude a quitar de tu corazón ésa enfermedad que se adueño de tu voz interior.
Edith llegó temerosa al planeta y notó que cada una de las mujeres tenían una enfermedad distinta a la suya y que se albergaba en diferentes partes de sus cuerpos pero lo que más le sorprendió fue que el alma de las mujeres era del mismo color tornasol que el de ella y se sintió muy identificada.
Cuando decidió hacer caso a su propia voz , los síntomas de su enfermedad fueron desapareciendo y empezó a escuchar las siguientes palabras:<<¡tu puedes, no es fácil, pero si puedes!>> y desde entonces vuela más alto y se encuentra alcanzando todas las estrellas que había ignorado todos estos años y su brillo tornasol se ha triplicado bellamente.