Modestia y a parte tengo la certeza de que mis logros han sido mayores a los “hubiera” que existen en mi vida. Aunque también se que hay un terreno fértil esperando a ser explorado. Quizá por miedo a crecer no me había querido inmiscuir.
En su momento pensé que una maestría en lo que tanto me apasiona daría un nuevo vuelco, un segundo o quizá mejor dicho un tercer aire en mi vida.
Justo en esta semana tuve una señal más para indicarme que si, que el camino que ahora quiero seguir es el correcto.
Me apasionan los hongos y las personas allegadas a mí lo saben, ese fúngico mundo me guiña el ojo, queriéndome seducir con sus místicos encantos, me retorna a las ilusiones de mi niñez en las que me veía inmersa en ese cosmos de colores, formas y poderes.
En días anteriores acudió al XVI congreso nacional de hongos, sin saber estuve con los micólogos más renombrados del país.
Tome un curso acerca de micomateriales y el instructor me habló de una maestría en línea en Guadalajara. El curso me pareció genial, pues se pueden realizar una buena cantidad de de utensilios con estos materiales, hicimos macetas y yo compré un poco para hacer algunos utensilios, entre ellos tortilleros.
Estoy pensando ya no realizar la maestría para no meterme en camisa de once varas y también porque realmente no es algo mío, quizá viene de estar de alguna manera un poco a la altura de mi esposo académicamente, lo que sí que a mí me gustaría es tomar cursos para identificación de hongos de mi región, eso sería muy positivo.