
La naturaleza creo las flores con el único propósito de ser polinizadas. Ellas tienen las semillas o los órganos reproductores y su único objetivo en la vida es mantener la reproducción de la planta a la que pertenecen. Buscar la descendencia.
Son hermosas, aromáticas, de colores y formas diversas para atraer a cierto tipo de polinizador, el que requiere el árbol o planta. No más, no menos.
Eso me parece un poco triste, porque solo son bellas para ser atractivas en el sentido literal de la palabra, pero es todo lo que serán, es un destino pequeño y simple. No viven más que para cumplir con la función de atraer y mueren irremediablemente al poco tiempo.
Me gusta más pensar en la planta, árbol, arbusto o cactus que tiene flores.
Ellos si tienen una vida, un propósito más interesante que les permite vivir muchas experiencias. Ver el mundo desde su lugar si quieres, pero viven mucho más y tienen más que ofrecer que una simple y efímera flor.Creo que a las mujeres nos pasa algo muy similar. Afortunadamente nosotras somos la planta.
Ser atractivas, hermosas, oler bien, vernos bien. Eso solo debería ser una parte pequeña de lo que somos y deberíamos enfocarnos en todo lo demás que somos. Ojalá que la inteligencia, la fortaleza, la resiliencia, la voluntad, la honestidad, la gallardía, la curiosidad, la destreza, los otros dones o habilidades que poseemos fueran tan atractivos. Así al fin, podríamos dejar de centrarnos en esa pequeñez y podrían ver al ser humano completo que somos cada una.